martes, 25 de febrero de 2014

El retorcido sueño de Tatto


Parte 1


Aún no recuerdo como comenzó, sólo sé que empezó y no terminaba. Estábamos todos sin excepción alguna y cada uno empezó a morir ya fuera de manera individual o en grupo. Yo estaba muerto después de un tiempo y solamente cuatro salieron con vida, cuatro personas que conozco, cuatro personas que de alguna forma sobresalieron ante cualquier adversidad que creaba mi mente retorcida. Pero ¿Quienes eran estas personas que sobrevivieron? ¿Cómo murió el resto de ellos? ¿Qué pasara después? ¿Qué pasó antes?


Yo estaba ahí, todos estábamos ahí, mi familia, mis amigos, mi novio. Hasta las personas que algún día tuvieron contacto conmigo. Personas que no eran relevantes en mi vida pero que al final me habían dado un poco de información de su vida. Una mirada, un saludo, una sonrisa, sólo eso fue suficiente para aparecieran en este retorcido sueño. Sigo si recordar como empezó, sólo recuerdo a un montón de gente atrapada en cuartos, cuartos muy singulares, no eran redondos ni cuadrados sino que tenían forma de pasillo con descansos en los cuales había puertas, las cuales se abrían de manera eléctrica para matar a algunos de ellos.

El piso de este pasillo relativamente grande era una parte metálica y otra de mosaico. La parte metálica parecía piso eléctrico que sólo llevaba a una sola dirección. A veces funcionaba, a veces estaba inmóvil otras era una trampa mortal que se activaba cuando alguien decidía poner un poco de peso encima. Sólo era cuestión de suerte, tal vez era cuestión de inteligencia. Las paredes parecían normales, pero tenían protecciones de plástico azul que al parecer protegían las esquinas pero que después de tanto observar cualquiera sabía que detrás de ese platico había cuchillas filosas de diferentes formas que cumplían la única función que tenía ese encierro.

Ahí estaba yo, a mi alrededor había unos chicos llorando, otros muy asustados, algunos bañados de sangre. Curiosamente no había cuerpos, sólo sangre, sangre en el piso, en las paredes, en el metal, en todos lados. A lo lejos estaba alguien familiar así que me acerco a él. Es alguien que conocí en una fiesta. No recuerdo su nombre pero parece estar alegre de verme. Me explica que alguien más lo acompañaba pero que en su intento de pasar al siguiente pasillo una cuchilla le agarro el pie y lo arrastro sobre el piso metálico hasta donde se encontró con un sin número de sierras circulares que lo deshicieron a pedazos.

Me es difícil imaginarlo, pero ahora entiendo la sangre. Y a mi mente sólo llega la pregunta... ¿En dónde están los pedazos? En ese instante alguien llama por mi nombre... Del otro lado veo a mi madre, está con mis amigos... Ahí están todos. Ahí esta Erick.





De repente, el chico con el que había hablado antes se acerca a la pared y del plástico azul sale un garfio que le agarra el brazo y me intenta agarrar pero una cuchilla en forma de cuadro le corta cualquier intento de movimiento. Me alejó porque no sé como ayudarle y en menos de cinco segundos una caja de cristal desciende a aislarlo, es ahí cuando miles de cuchillas a gran velocidad empiezan a rebanarlo y casi instantáneamente muere. La caja desciende, se vuelve en un sólo cristal aplastando todo lo que tenía dentro y se oculta en una esquina de plástico azul. Eso explica los charcos de sangre.

No sé cuanto llevaba ahí ese chico, ni siquiera recuerdo su nombre. Me aterra pensar que moriré pero me aterra más pensar que mi mamá o Erick mueran de la misma manera. Mi madre me explica que para pasar al siguiente pasillo necesito hacer algo, al parecer debo pasar por encima del plástico azul. Entonces alguien más despierta, reconoce la sangre y empieza a gritar. Volteo para ver quien grita, es Cristina, mi mejor amiga de la secundaria. Mi madre me pide que no regrese, no sé que es lo que vio pero no puedo dejarla ahí... Entonces empiezan a gritarme que no me mueva. Hago caso y grito a Cristina para que haga lo mismo, pero no lo hace y sigue histérica. De pronto veo un láser, viene hacia mi y Erick me grita que no importa lo que haga debo estar inmóvil si no seré el siguiente.

Intento no moverme y el láser me pasa sin ningún problema, pero el láser llega a Cristina, le insisto que no se mueva pero es inútil. De repente comienza un sonido alarmante que asusta a todos y empiezan a correr como locos, Cristina es empujada al piso de metal y comienzan a salir muchos picos realmente finos que la atraviesan, no puede moverse. Los picos son finos pero son como las espinas del cactus saltador cholla. Por más que intente sacarla los picos que ya tiene dentro del cuerpo no dejan que salga del piso de metal que empieza a moverse. Trato de seguirla y me agarra fuerte la mano pero el camino se abre y los picos se elevan hasta el techo y atraviesan todo su cuerpo. Su mano ya no tiene fuerza y suelta mi mano, no puedo pensar, me quedo inmóvil como a punto de desmayarme.

Mis oídos resuenan y estoy a punto de perderme cuando en eso Erick me toma del brazo y me lleva corriendo hasta el otro cuarto antes de que los picos terminen de esconderse debajo del piso de metal.

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